15 de marzo de 2013

Es duro crecer, ¿verdad?

—Es duro crecer, ¿verdad?—me preguntó el niño de pelo rizado. Apenas tenía seis años y ya pensaba en como era crecer.—Eo, ¿es duro?—dijo tirándome del polo, tratando de llamar mi atención de nuevo.
Estábamos en el patio del colegio, a punto de entrar a clase. Yo ya llegaba tarde, ¿por qué me había parado a hablar con este niño?
—Pues... No lo sé—respondí, sin saber muy bien qué decir.
Subí corriendo las escaleras, dejando atrás al niño de pelo rizado con la boca abierta, a punto de formular otra pregunta.

La verdad es que esa pregunta no paraba de resonar en mi cabeza hasta que llegué a mi clase. La puerta cerrada. Sé perfectamente lo que me va a decir la profesora.
«Otra vez llegando tarde, señorita, así vamos mal»
—Otra vez llegando tarde, señorita, así vamos mal—. Tan predecible como siempre.
Ni me digné en responderla y fui derecha a mi sitio. me senté e intenté prestar atención a lo que estaba diciendo la profesora que peor me caía, pero no había forma. Mi cabeza seguía dando vueltas a la dichosa preguntita:  «Es duro crecer, ¿verdad?». ¿Lo era? tal vez ya había crecido y no me he dado cuenta, o todavía no lo he hecho y no sé responder a esa pregunta.

Bueno, a lo mejor no es para tanto, solo es cuestión de adaptarse a otro cambio más. Pero esa pregunta me ha calado hondo. no estoy tan lejos de crecer, ya voy teniendo más responsabilidades, la vida ya no es un juego. todo es más fácil cuando eres un moco, sí, un renacuajo. Solo te tienes que preocupar de llegar el primero a la fila y de si había macarrones para comer en casa, en vez de lentejas. Se echa de menos esas pequeñas y únicas "preocupaciones", pero nada dura para siempre.

A lo tonto me he tirado toda la mañana dándole vueltas a este tema, para luego no sacar nada claro. Pero es que no puedo parar de pensar en ello. Veo a mis amigos y pienso: ¿habrán crecido mucho?¿habrán madurado, o en el fondo seguirán siendo esos niños con los que jugaba? Es difícil decirlo, a lo mejor yo también he crecido con ellos. Pero tampoco puedo evitar pensar en... ¿cuántos de ellos se quedarán conmigo hasta el final? ¿cuántos se irán? ¿y quienes serán los que se queden? Serán pocos, lo tengo claro, solo espero que se queden los que de verdad les importe yo. Y de algún modo sé que es así.

Algunas de mis amistades actuales empezaron hace años con un "¿quieres ser mi amigo?". Otras, empezaron con breves conversaciones en clase, en el patio o en el pasillo. Pocas son de verdad. Ahora me lo replanteo, de peque no tenía ese problema.

Supongo que eso es crecer, tener más preocupaciones. De alguna manera crecer es algo duro, pero tarde o temprano acaba pasando.



3 comentarios:

  1. ¿Noto algún paralelismo con cierta profesora? ¿O me lo he imaginado? :P
    Es verdad que el tema da que pensar, aunque depende de lo que entienda cada uno por crecer: unos creen que es empezar a hacer "cosas serias de adultos", otros; responsabilizarse de más cosas, lo que puede dar lugar a preocupaciones, como explica aquí. Pero yo creo que "madurar" no es incompatible con hacer lo que te gusta (aunque sea considerado infantil) y tenemos las preocupaciones que nos queremos imponer, no es más grave tener que ocuparse de cosas diferentes, aunque sí es cierto que el momento de transición puede ser duro.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, ese paralelismo es correcto xD. La verdad que el tema de crecer es complicado, como tu bien dices, así que aprovecho que tengo el blog para plasmar lo que pienso :)
      PD: gracias por comentar!! :D

      Eliminar
  2. Yo creo que sí, crecer ES complicado, pero tiene sus cosas buenas también. Creo que el poder comprender a la gente más de lo que lo hacía de pequeña, el poder hacer las cosas que me gustan con más conocimiento, es algo bueno. Pero sigue siendo, sin duda, complicado.

    ResponderEliminar